Jardines de “Mossèn Jacint Verdaguer”: de los más bonitos de Catalunya

Se inauguraron en 1970 en homenaje a uno de los mayores poetas catalanes de todos los tiempos, Mossèn Jacint Verdaguer; siendo uno de los tres de toda Catalunya dedicados a poetas en esa lengua. Los otros dos, también estrenados en fechas parecidas, rendían tributo a grandes también de las letras como Joan Maragall o Costa i Llobera. En el caso de estos jardines, situados en una de las laderas de la ‘montaña mágica’ de Montjuïc, ocupan alrededor de 2.800 hectáreas y destacan sobre todo por su gran diversidad de flores y vegetación. Además, según leemos, en un día soleado puede incluso llegarse a divisar, desde alguno de sus puntos, a lo lejos el Montseny. Que no es poco. Lo que nosotros sí llegamos a ver desde allí mismo, fue una muy bonita panorámica de la ciudad, con la Sagrada Família moderadamente cerca y, al fondo, las cimas de la sierra de Collserola.

Su entrada principal se encuentra en la Avenida Miramar, de fácil acceso y puerta central vistosa, amplia y que permite acceder a estos jardines, que combinan parterres de flores como lirios, tulipanes, anémonas… con zonas de escalinatas, pequeños estanques de agua… Se nota que se trata de un espacio bien estudiado, parcelado y que se ha mantenido en óptimas condiciones con el paso del tiempo e, incluso, en circunstancias como las actuales de escasez hídrica acuciante y que preocupa. Los parterres de flores, en cualquier caso, están colocados de forma que dibujan pequeños circuitos, fáciles de localizar y de seguir y que son fantásticos para hacer fotos o, sencillamente, para disfrutar de ricas y diversas combinaciones de colores y formas. Los olores probablemente también, aunque eso ya se nos escapa. Durante nuestra visita no fueron pocas las personas que descubrimos cámara o móvil en mano tratando de capturar la sutileza que se presentaba frente a nuestros ojos.

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Museo Etnológico de Barcelona

En la montaña de Montjuïc, en Barcelona, a pesar de no ser muy conocido, deslumbrado por el nombre y las muy interesantes exposiciones de otros espacios culturales de la ciudad emplazados en esa zona como el Caixafòrum, el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC) o el Museo Miró, encontramos el Museo Etnológico. Su proyecto empezó a caminar en los años diez del siglo pasado y se concretó en dos propuestas en paralelo en los años cuarenta – el “Museu d’Indústries i Arts Populars (1942) y el “Museu Etonològic i Colonial (1949)– que se unieron de forma definitiva en 1999. Su sede actual data de 1973 y permite una introducción, sobre todo, a la antropologia o lo que para ellos es lo mismo: “la ciencia de la gente”. De forma muy simple, permite reflexionar sobre la sociedad partiendo de sus objetos, combinando “conocimiento científico y estético”. Es un espacio, pequeño, con cierta gracia, nada pesado y que permite una pequeña aproximación a todo ese mundo.

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El MNAC, gran referente europeo del arte románico

Hacía algún tiempo que no lo visitaba pero la pandemia y las restricciones poco margen dejan. Era, por lo tanto, un buen momento para volver a espacios y lugares de la ciudad con algo menos de protagonismo en la agenda. El Museo Nacional d’Art de Catalunya (MNAC) es uno de los grandes espacios culturales de Barcelona y gran referente del románico europeo. Su Pantocrátor, recuperado del ábside de la iglesia de Sant Climent de Taüll, es su gran icono y también una de las obras de arte más destacadas de la historia universal. Sin duda, es el cúlmen en cierta manera del románico. O por lo menos, del románico en Catalunya. Las muestras de ese periodo en el MNAC son ingentes, de calidad y muy bien presentadas. Pero es que este espacio, además de ocupar un edificio singular y potente, grande en dimensiones y de enormes y decoradas cúpulas, permite un amplio y detallado recorrido por el Medieval Gótico, Renacimiento, Barroco y Arte Moderno. Las explicaciones contextualizan históricamente las piezas y, a su vez, son abiertamente didácticas sin ser necesariamente complacientes, reflejando las claves para entender mejor las intenciones de los artistas. Gaudí, Jujol, Picasso, Miró, Fortuny, Casas, Rusiñol… aportan ese extra de prestigio que todo el conjunto rezuma y que completa el contenido de un equipamiento que merece, por razones obvias, figurar entre los más destacados del Continente.