Es una población relativamente pequeña, capital del Trentino Alto Adigio, rodeada de montañas, próxima a las espectaculares Dolomitas, a los Alpes. Y en Italia, pero también muy cerca, geográfica y emocionalmente, de Alemania. De hecho, en sus calles es habitual ver y también escuchar la lengua de Goethe, que tampoco extraña ya que es algo bastante normal en toda esta parte del norte del país transalpino que se mueve en una interculturalidad fruto del poso de muchos siglos y de una identidad que navega entre el Mediterráneo y Centroeuropa. Una mezcla compleja, que puede que acabe por tirar más hacia uno de los lados, más influyente. La impresión es que la proximidad de Austria, Suiza y la ya mencionada Alemania ganan la partida y que la impetuosidad, desparpajo y ‘dolce farniente’ romana o napolitana queda algo relegada.
Sea como fuere, Bolzano, de algo más de 100.000 habitantes, es italiana y cuenta con una historia que remite al siglo XII, al obispo de Trento que fue quien promovió la creación de un centro comercial de envergadura en esa región y cuyos religiosos protagonizaron serias disputas con los condes del Tirol durante cerca de un siglo, hasta la llegada a la región de los Habsburgo. Otra de las figuras vinculadas a esta ciudad es de insigne y remarcable apellido, fácilmente reconocible como una de las familias de mayor poder y fuerza de toda Italia: Claudia de Medici, a quien se atribuye haber ampliado los límites fronterizos de aquella parte del país y haber sido también una mecenas distinguida a quien hay que agradecer obras y financiación como las observables en la Piazza delle Erbe.
Ésta, por cierto, Plaza de las Hierbas, se señala a su vez como uno de los legados más evidentes del espíritu centroeuropeo presente en buena parte de sus calles, pórticos y plazas. El mercado, de frutas y verduras, activo desde hace más de 800 años, se remonta hasta 1295 y es hoy uno de los grandes reclamos turísticos de Bolzano. Damos fe de ello y coincidimos en dicho parecer. Otro de los lugares, central, punto neurálgico, es la Piazza Werther, llena de cafés y restaurantes y lugar ideal para sentarse, darse un descanso y disfrutar de la peculiar y magnífica ubicación de esta ciudad. Por cierto, aunque nosotros no lo vimos (por las fechas) pero parece contar con un espectacular y muy conocido y popular Mercado de Navidad. Seguro que por entonces la estampa es de postal.
El tercero de los espacios imprescindibles es la Catedral, que cuenta con un campanario gótico -el más bonito de la región- y que se conforma a partir de tres anteriores iglesias – paleocristiano, altomedieval y románica-. Bolzano, junto con Trento, no muy lejana, y Cortina d’Ampezzo son tres d e las localidades a incluir en un itinerario por la zona de las Dolomitas y el contrapunto urbano y cultural a unas formaciones naturales que impresionan. Maravillosas.