En el Ripollés, cerca del Berguedá, es interesante realizar un pequeño paseo de montaña que lleva desde el pueblo medieval de Gombrèn hasta el santuario de la Mare de Déu de Montgrony. Es un paseo de un par de horas largas, ida y vuelta, algo duro en su parte final, que sube desde los 900 metros en los que se encuentra el pueblo hasta los más de 1.300 del santuario. En cualquier caso, vale mucho la pena. Poco transitado (al santuario se puede llegar en coche y en lo alto hay un restaurante-hotel de precios competitivos y menú recomendable), durante el camino en otoño es fácil encontrar gente (muchas, parejas, aunque pocas) yendo a recoger setas. A la vuelta, ya por la tarde y con algo de suerte, nosotros nos topamos con un par de vacas en el camino. Una de ellas, nada timorata aunque sí prudente, comía tranquila mientras le hacíamos algunas fotos. La leyenda del Conde Arnau, nacido y muerto en estas tierras, caballero medieval destacado cuya leyenda dice que fue condenado a cavalcar para la eternidad, se asocia al descubrimiento del Castillo de Mataplana a mediados de los años ochenta.
