Fue una escapada este pasado mes de diciembre (2021) a la zona de Teruel” -la ciudad fue nuestra base de operaciones durante esos días y visita muy recomendable- desde donde visitamos lugares francamente interesantes como, por ejemplo y en primer lugar -por orden cronológico-: Albarracín. El pueblo tiene evidentes reminiscencias árabes, tanto en su nombre como en su fisonomía, ya que fueron éstos quienes dotaron a dicha población de un salto cualitativo y cuantitativo notable durante su estancia. Es pequeño, de calles complejas, tonos ocres, rojizos, propios de la tierra de la zona, y de dibujo escarpado y adaptado al terreno. Muy llamativa la línea defensiva, muralla, que escala hasta lo alto de la montaña y que se construyó para defenderse de posibles ataques. El pueblo creció, luego, hacia el valle en siglos posteriores. Está considerado entre los “más bonitos” y esto siempre da confianza auque, también, actúa como potente polo de atracción de visitantes (a tener presente).
Cerca se encuentra Pinar de Ródano, zona de naturaleza también recomendable y lugar habitual para la práctica de un tipo de escalada bastante singular. No paramos de encontrarnos con chicos y chicas traginando pequeñas colchonetas. Después descubrimos que las colocaban en el suelo o sobre otras superfícies muy duras también para protegerse en las caídas, tras intentar apenas ayudados de las manos y sin cuerdas subir piedras mayoritariamente de enorme tamaño. Aquel día, para su poca fortuna, no solo llovió sinó que incluso nevó y muchos tuvieron que abortar la sesión.
Nuestro tercer destino fue la comarca del Matarraña, también conocida por muchos como la “Toscana española”. No sabemos si es algo exagerado, pero francamente es una área bonita y todavía sin una afluencia desmedida. Visitamos Beceite, Calaceite, La Fresneda y Valderrobres. Todos valen la pena, algunos ya lucían decoración de Navidad y, por encima de todos, a nuestro entender, destaca Valderrobres. Nos encantó. En lo alto, el castillo y la iglesia, abajo el puente que da acceso a todo el centro histórico. Espectacular y, en este caso, algo menos conocido que muchos rincones que descubrimos durante aquellas jornadas.
































