Egipto cambió las normas en 2011 mostrando al mundo su fuerte voluntad y convicción, también deseo y esperanza, por un futuro mejor para su país. Se trató de un movimiento popular increíble que aglutinó el apoyo de gente de perfiles y creencias muy diversas con un fin común: derrocar la dictadura y caminar en pos de una normalidad democrática y estado de derecho. Se consiguió, con esfuerzo y varias muertes, derrocar a Mubarak para el verano siguiente convocar elecciones, que ganaron los Hermanos Musulmanes de Mohammed Morsi. Pese a ello la tranquilidad no llegó, se vivió un periodo de mucha o cierta inestabilidad con habituales manifestaciones en las calles, que acabó con un nuevo golpe de estado militar en el verano de 2013.
