Día regular, con el sol que salía para volverse a esconder. Corría algo de aire y más que lo haría cuando llegamos a nuestro destino, en el valle de Roncal y la zona de Belagua. Un espacio natural precioso, potente, de cimas en algunos casos de más de 2.000 metros de altura y una región perfecta para realizar excursiones en familia, pareja o como se quiera. Nuestro destino, la Venta de Juan Pito. Ya la conocíamos, de hecho solemos visitarla con cierta regularidad y no es de extrañar, sobre todo por el paraje en el que se encuentra pero también por su idiosincrasia propia, auténtica y muy familiar.

Cerca de Francia, su historia se remonta por lo menos a 1820. Así lo afirman ellos mismos en su página web, cuando era punto de parada de los trabajadores que se dirigían a pie a trabajar en los talleres al otro lado de la frontera, en la parte gala. Entonces incluso ofrecían alojamiento por la noche. De hecho, su aspecto casa perfectamente con el de un refugio. En esta zona la nieve es habitual durante buena parte del año, incluso según el momento en fechas tan avanzadas en el calendario como abril (en lo alto de las montañas, se entiende). En la Venta, por supuesto, situado algo más abajo, el clima es más benévolo aunque es recomendable llevar cualquier prenda de abrigo (aunque ligera) durante buena parte del año.

Su carta, tradicional de montaña. Una cocina familiar, sin grandes aspavientos pero sí una buena selección de productos, frescos, gustosos. Probamos la carne, hortalizas, sopa, pescado y postres artesanales. Siendo más precisos, muy buenas sobre todo la trucha con jamón, también sus distintas opciones de carne, los pimientos del piquillo o con hongos y salsa de manzana. Y el remate, con la tarta de queso casero. Y todo por un precio muy razonable, que no supera los 20 euros y que ofrece menús, con pan, cafés y bebida.

Puntualizamos, por si hubiera cualquier duda, que no es para nada ningún tipo de artículo pagado. Es una propuesta y lugar que nos gusta, que conocemos y que recomendamos, especialmente para todos aquellos a quienes les guste la naturaleza y la montaña. Por cierto, como sugerencia, mejor ir algo temprano. No se puede hacer reserva y a partir de las dos empieza a llenarse, muestra de que la voz corre y ya se sabe que es un buen lugar. También, asegurarse que está abierto, no lo hace durante todo el año. //