Séptima exposición de este extraordinario artista y fotógrafo en la Galería Joan Prats de Barcelona, Chema Madoz (Madrid, 1958), con material correspondiente al periodo entre 2012 y 2018. Exposición pequeña, gratuïta, que puede visitarse hasta finales del mes de marzo (día 28), presentada de forma exquisita y en un espacio muy céntrico, en la calle Balmes de la capital catalana (por encima de la calle Diputació). Poca gente durante nuestra visita, que es de agradecer para degustar con calma y reflexión los trabajos de Madoz, siempre enfocados a generar debate o a la introspección. En la primera sala, fotografías de pequeño formato, no muy grandes, pero de gran interés.

Nos llama la atención particularmente la composición de un reloj de arena y en el fondo una cruz, no sabemos si fúnebre. Tampoco si la intención del autor es invitarnos a una reflexión sobre el paso del tiempo y la finitud de la vida. En cualquier caso, y como el conjunto del trabajo de este fotógrafo, de gran pulcritud, finura y también simplicidad sirviéndose de elementos cogidos de la cotidianidad, establece una clara -o no tanto- asociación de ideas, paradojas, que interpelan al espectador sin evidenciar la voluntad del artista. De hecho, esa es una de las cosas que llaman la atención de cada una de las imágenes: no cuentan con una leyenda. Según leemos, es completamente intencionado ya que se reclama del visitante que participe de la conformación de sentido del trabajo que tiene presente.

