Ha vivido una remodelación en las últimas décadas que lo ha convertido en una toda una referencia de Barcelona, no solo entre los mercados sino de rehabilitación arquitectónica y del espacio urbano, obra del despacho EMBT (Enric Miralles Benedetta Tagliabue). Destaca especialmente y es por ello muy conocido, su cubierta de mosaicos, de estilo gaudiniano, ondulante e inspirada en los colores propios de las paradas de fruta y verduras que caracterizaron y caracterizan este interesante espacio de comercio y vecinal como es el Mercado de Santa Caterina. Según se desprende de su historia, fue el primer mercado cubierto de la ciudad, inaugurado tras cuatro años de obras en 1848.